Cádiz en salud | La magia de la sonrisa

“No hay ninguna cosa seria que no pueda decirse con una sonrisa” (Alejandro Casona, 1903-1965)

La única revolución que recomiendo por ser constructiva, que complementa la belleza, siendo motivo de inspiración de poetas, literatos y además goza de interés científico: es la sonrisa de la que soy enamorado y asiduo seguidor. ¿Habrá algo más natural y bello que la sonrisa de un chiquitín que es lo único puro que aún nos queda?. Su inocencia, veracidad y ternura la hacen hasta contagiosa.

Vivimos un tiempo histórico-crítico que afecta a España donde casi todo está manipulado en función del dinero y escasea la sonrisa. Se han salvado las pequeñas cosas por considerarlas intrascendentes y que son las que nosotros debemos valorar por mantenerse íntegras y olvidarnos de las grandes que, en el mejor de los casos, las han transformado en “grandotas”. Se ha perdido la capacidad de soñar, la emotividad que tan necesarias son en la vida y en cambio se ha creado la moral de la indiferencia y del abaratamiento de la cultura, en un mundo materialista que hace mucho daño porque achica el alma.

Creo que Descartes con su “cógito ergo sum” se equivocó y en vez de “pienso luego existo” debió escribir siento luego existo, puesto que el sentimiento y la emotividad se adelantaron en nuestros primitivos ancestros, incluso a la palabra, por tener una involución malformativa en sus órganos de fonación que sólo les permitía gritar monosílabos. Pero que sí les permitía reírPor eso la sonrisa ha sido y es el idioma universal de los pueblos, aún en los menos evolucionados.

Por otra parte resulta muy beneficiosa para el espíritu. Los médicos la recomendamos hasta con fines terapéuticos. Un enfermo con depresión importante lo primero que pierde es la sonrisa. Además mejora la inmunidad, ayuda a la felicidad y a la empatía, la aproximación y la confianza. Es por ello que la aconsejamos en determinadas situaciones, recomendando la asistencia a espectáculos y reuniones simpáticas y optimistas. Hay estudios, no siempre contrastados, que dicen que cada vez quesonreímos añadimos un par de días a nuestra vida. Lo que sí está muy demostrado y aceptado es que aumenta las defensas porque despierta a las distintas poblaciones linfocíticas, polinucleares, macrófagos, etc... de nuestra economía, logrando además la empatía en las relaciones sociales de los individuos. Recuerdo que mi padre, un castellano de pro, decía: “quien no sepa sonreir, que no abra tienda”.

Por todo ello me causó una gran alegría cuando me encontré en la carretera de Chiclana, lugar donde resido, dos emoticonos luminosos de tráfico que premiaban con amplia sonrisa el cumplimiento del límite de velocidad a 50 km/h. Yo no se si los copiaron de los parvulitos, puesto que los maestros le suelen pintar en sus muñecas este tipo de caritas, según su comportamiento y son las que después me enseñan en la consulta muy contentos, ufanos y siempre acompañados de su angelical sonrisa. Yo que soy pediatra además de “buscador de sonrisas”, sobretodo de estas infantiles tan limpias que tanto bien le hacen a mi persona y a mi espíritu; cuando las cruzo acompañado por mis nietecillos Alejandro y Elena, veo como las descubren en lontananza y me advierten diciendo: “cuidaito abuelo, que nosotros queremos que nos sonrían y no como a ese hombre que nos adelantó, que las ha hecho llorar”

En cuanto a mí me alientan a empezar el nuevo día con otra sonrisa y veo que resultan más afectivas y efectivas que la propia policía . Con este breve relato trato de animar a otros para que juntos consigamos entendernos a través de la sonrisa.

 

Dr. Fernando Arévalo Rosado
Médico de Atención Primaria
N°colegiado 111108133

 


 

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