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El sindicato de docentes USTEA Cádiz denuncia "el maltrato que sufre la educación púbica" por parte de la Junta de Andalucía, ejemplificándolo con lo sucedido en el Colegio Gadir de la capital gaditana.

En el comunicado remitido a Portal de Cádiz, explican lo siguiente:

 

La situación que está viviendo el CEIP Gadir de Cádiz, que ya denunciamos desde USTEA Cádiz (enlace 1), ejemplifica de varias formas el maltrato que sufre la educación pública por parte de la administración educativa, sobre todo respecto al funcionamiento de los recortes a priori.

Como es sabido, el centro ha sido víctima un curso más de supresiones de unidades, en concreto dos. El colegio se quedaría así para el próximo curso con una sola unidad de Infantil, una sola unidad para 1º y 2º, una sola unidad para 3º y 4º, una unidad para 5º y otra para 6º.

El golpe asestado se notará especialmente en Infantil, como ya denunciamos públicamente. El centro pasará a tener una sola unidad de Infantil con 15 alumnos/as de diferentes edades: 3, 4 y 5 años. En ese grupo habría 5 alumnos/as de Educación Especial y una alumna con Trastorno Específico del Lenguaje. La administración se aprovecha de que no hay una ratio fijada para el número de alumnos/as de Educación Especial en un aula ordinaria para realizar un agrupamiento que imposibilitaría garantizar la adecuada atención individualizada.

Es evidente que sería necesario, como mínimo, desdoblar esa unidad en dos. Algo difícil gracias a ese perverso mecanismo que desde USTEA Cádiz hemos bautizado como recortes a priori (enlace 2), y cuyas consecuencias se comprueban también en este centro. Vayamos por partes.

Un niño procedente de un colegio privado concertado ha elegido este centro para matricularse en 1º. En realidad, las familias del pequeño han solicitado dos centros públicos, este colegio y el Carola Ribed, pero el niño no ha podido entrar en ninguno de ellos. Reto difícil en una ciudad en la que las supresiones de líneas han hecho que la privada concertada acapare cerca del 70% de las plazas para la educación obligatoria. La pregunta es obvia: ¿dónde está ahora la libertad de elección para esas familias? Resaltemos algo terrible: el niño no puede optar por un centro público en su primer año de educación obligatoria.

El problema está en el mecanismo que hemos denominado recortes a priori. La administración aprovecha el periodo de escolarización, en marzo, para hacer una oferta siempre a la baja: asignan un número de plazas a los centros públicos menor al del curso pasado y se excusan diciendo que si hay más solicitudes “se plantearán” una ampliación de la oferta. El pretexto es la baja natalidad, un problema que, basándose en el proceder de nuestra Consejería, alguien podría pensar que solo afecta a la educación pública. La cuestión es que luego cuesta sudor y lágrimas que se otorguen finalmente esas líneas. Pero hay más. En el caso del CEIP Gadir esa oferta “a la baja” consistió en una única unidad para Infantil y otra para los dos primeros cursos de Primaria. Cuando se supera ese cupo “a la baja” inicialmente asignado, y esto es otra clave importante, las solicitudes ya no dependen del centro, sino de Planificación, que -obviamente- se niega.

La alternativa a esa oferta “a la baja” habría sido la matriculación abierta: haber mantenido separados los cursos 1º y 2º en unidades diferentes en marzo. Al unir a priori 1º y 2º en una única unidad, y ofertarla así ya en marzo, limita las plazas a 15, que es la ratio máxima permitida cuando en una unidad hay alumnado de diferentes edades. La diferencia es importante: pasamos de tener la posibilidad de ofertar 50 plazas a ofertar solo 15. El mecanismo conlleva, por tanto, un recorte a priori de 35 plazas.

Hay quien achacará el rechazo hacia esta opción, la matriculación abierta, a un problema de falta de voluntad, pero más bien se trata de la voluntad de beneficiar a la privada concertada en detrimento de la pública. Desde USTEA Cádiz, como ya defendimos en nuestro primer comunicado sobre el colegio Gadir, defendemos que se opte por la matriculación abierta para ayudar a frenar esta sangría en la educación pública.

Pero mucho nos tememos, como queda dicho, que detrás de esto hay una voluntad clara de asfixiar la educación pública para favorecer la privada concertada. Los recortes a priori tienen un efecto disuasorio: cuando las familias son conscientes de que en un centro se llega al máximo de solicitudes de acceso directo, teniendo en cuenta las plazas concedidas, dejan de entregar solicitudes para dicho centro y optan por otros, movidas por la inquietud de que su hija o hijo quede fuera por falta de plazas y sean desplazados a un colegio o instituto muy alejado o sin los servicios que necesitas. El caso de este niño servirá para disuadir a otras familias a elegir centros públicos como el Gadir y se decanten por la privada concertada, que tanta presencia tiene en la ciudad. Lo que, a su vez, prepara el camino para más recortes de líneas en la escuela pública.

 


 

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