Y antes del descanso llega la comparsa de Martínez Ares, que dejó en la fase preliminar sensaciones contrapuetas. Tiene la dirección, autoría en letra y música de Antonio Martínez Ares.
En la presentación indican que un viento de 13 años “me ha soplado en la carita”, y aseguran que “un hombre cobarde no conquista a una mujer bonita”. Con guitarras y tambores agitan las calles dormidas “para sacarle los colores a esta vida que no es vida”. Vienen con tipo de camaleones de fantasía.
En el primer pasodoble dice que fue en una nochevieja y “tú ibas con tus amigos muy elegante”. “Supe que no te iba a dejar”. Fue en una nochevieja el primer beso. Ha pedido permiso para abrir el balconcito y poder escribir nuestros nombres y he escondido champan, “pero sólo un sorbito”. Toma tus doce uvas, tranquilo no pasa nada, le dice. Comienzan las campanadas y van tomando las uvas una a una. Él no se acuerda de nada, y se queda dormido.
En el segundo pasodoble viene avisar que su hijo del alma no ira a ese centro. Anoche descubrimos que había volado por su ventana. En su cuaderno se encontró una carta. Quiere saber porque estaba tan triste y porqué quiso matarse. Quería saber que pasaba en las clases. Con once años, ha saltado al vacío. Era un chiquillo bueno y brillante y por lo visto acosado por cuatro cobardes. “Usted tiene la llave para que no ocurra más”, aseguran. Advierten que esto aquí no acaba.
En el primer cuplé dicen que todas sus conquistas certifican que como amante es divino. Es gracias a su ‘lenguita’. Anoche estuvo con una mexicana y una alemana. Le gusta más la iglesia porque siempre les ha ido mal las mosquitas muertas. En el segundo cuplé comentan que Cádiz siempre está colapsada para aparcar. También de restaurantes está colapsada. Tiene una duda, y aseguran que no se necesita un segundo puente, sino una segunda planta.
En el popurrí cuentan historias gaditanas. Aseguran que tienen más cosas que contar y prometen que volverán.
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