Javier Outón Porras, un joven autor de romanceros, ha demostrado su excepcional talento en el Concurso de Romanceros del Carnaval de Cádiz, alzándose con el 5º premio en la que ha sido su segunda participación. Su debut en este escenario se produjo en el carnaval de 2023 con el romancero 'Quillo, relativiza un poco', una primera incursión que ya dejó entrever su potencial. Sin embargo, ha sido este 2024 con 'Quillo, tómatelo con filosofía!' cuando ha conseguido su primer galardón, todo un hito en su trayectoria en el mundo del carnaval.
La reacción de Outón Porras al recibir el premio por parte del concejal José Manuel Verdulla fue un claro reflejo de su pasión y dedicación, mostrando su emoción con lágrimas en los ojos, incredulidad y una ilusión palpable. Su propuesta para este año, en la que se presentó como un Platón muy gaditano, destacó por un humor inteligente y cuartetas que remitían al Imperio Griego, cautivando tanto al público presente en el Gran Teatro Falla como al jurado del concurso.
Más allá de su faceta como autor de romanceros, Javier Outón es investigador predoctoral del Plan Estatal FPU en la Universidad de Cádiz, adscrito al Departamento de Física de la Materia Condensada e integrante del Instituto de Microscopía Electrónica y Materiales (IMEYMAT). Su área de especialización es la Física de la Materia Condensada, centrada en el grupo de investigación de Magnetismo y Óptica Aplicados. Su compromiso con la ciencia se refleja en su participación en ocho publicaciones científicas en diversos medios de prestigio.
Además de su pasión por la ciencia y el Carnaval de Cádiz, Javier Outón es un gran aficionado al deporte. Ha destacado como corredor de atletismo en diferentes pruebas de atletismo y es también jugador federado de fútbol sala, formando parte del CD San Felipe Neri FS y, anteriormente, del CD Cádiz Costa de la Luz y CD Virgili Cádiz. También es un ferviente seguidor del Cádiz CF, demostrando cada partido desde fondo norte su pasión por el amarillo y el azul.
La trayectoria de Javier Outón es un ejemplo de cómo la dedicación, el talento y la pasión pueden converger en diferentes ámbitos de la vida, desde lo científico, a lo académico, pasando por el arte popular del Carnaval y el deporte, demostrando que los límites entre la ciencia y la cultura pueden ser tan fluidos como la propia creatividad.
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