El Festival de la Canción de Eurovisión es una plataforma de diversidad musical. Un espectáculo que aglutina géneros tan dispares como el pop, rock, folk, dance, y en ocasiones, nuestro flamenco. Pero, tras los resultados obtenidos por Blanca Paloma, la representante española en Eurovisión 2023, cabe preguntarse: ¿Entiende Europa el flamenco?
Blanca Paloma, la brillante artista española, interpretó una nana con influencias de su género natal en el escenario de Eurovisión quedando en 17ª posición final, gracias sobre todo al voto del jurado. Sin embargo, pese a su interpretación llena de pasión y la calidad de su propuesta, en los puntos del televoto quedaba en última posición con solo 5 puntos. Un resultado que deja más dudas que certezas y que pone en el punto de mira la capacidad de conexión del flamenco con el público europeo.
Podríamos pensar en varias razones por las cuales el flamenco no ha calado en Eurovisión. Sin embargo, una de las más evidentes podría ser la barrera cultural y lingüística. El flamenco es un género que nace de las raíces más profundas de la cultura española, un idioma musical que puede resultar desconocido para gran parte de la audiencia europea.
La gran Lola Flores, la Faraona, una de las más grandes exponentes del flamenco en el mundo, decía que el flamenco no se entiende, se siente. Quizás es ahí donde radica la dificultad, porque para sentir el flamenco se necesita comprender el lamento, la pasión, el duende que surge de cada nota y cada palabra.
La jerezana estaba segura de que a Eurovisión tenía que ir "una canción de nosotros", asegurando que "hay muy buenas cantantes que pueden ir. Que manden a Rocío Jurado a ver como se queda. A ver si no sale la primera o la segunda" y esto lo hizo después de que Remedios Amaya quedara última con 0 puntos en Eurovisión 1983. En este sentido Lola Flores destacó que "este fue un intento malo. Remedios es una mujer que canta muy bonito y que tenían que haberla rodeado de 10 guitarristas y 10 palmeros. Había que prepararlo mejor".
En Eurovisión, donde el espectáculo visual a menudo puede eclipsar la esencia de la música, el flamenco puede verse opacado. Sin embargo, no podemos olvidar que este es un género que ha sido reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Su importancia trasciende fronteras y su valor no puede ser medido por la cantidad de votos en un concurso.
La interpretación de Blanca Paloma fue auténtica, emotiva, una representación sincera de la música flamenca y de su talento. Aunque Europa no la entendió, lo cierto es que el arte no siempre se crea para ser comprendido, sino para ser sentido, y la propuesta de Blanca Paloma, sin duda, despertó sentimientos en quienes la escucharon.
Es posible que el flamenco siga siendo un enigma para el público de Eurovisión, pero eso no debe desalentar a los artistas españoles a seguir llevando su música y su cultura al escenario. Quizás, con el tiempo, Europa no solo aprenda a entender el flamenco, sino también a sentirlo. Y cuando eso suceda, sin duda, el duende se apoderará de Eurovisión. Pero mientras tanto, España debe tomar como aprendizaje que para el próximo Benidorm Fest quizá sea más recomendable llevar una propuesta más internacional que algo tan arraigado, como pasó en 2022 con Chanel. Solo así se podrá disfrutar de una buena posición en la clasificación final y, sobre todo, que la comunión entre los votos del jurado y del televoto sea más acorde a lo que en este 2023 se ha visto con Blanca Paloma.
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