Sin ningún género de dudas la Hermandad del Gran Poder y sobre todo la imagen que la representa, es una de las imágenes más fervorosas de cuantas desfilan en la Semana Santa de Andalucía.
Sus orígenes se remontan al siglo XV y su nombre completo de la hermandad es Pontificia y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, vulgo “Jesús del Gran Poder” que efectúa su estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo.
Muchos estudiosos e historiadores de la iconografía de la Semana Santa andaluza, la visualizan por primera vez en el año 1431, siendo su principal valedor y fundador el Duque de Medina Sidonia, un gaditano nacido asidonense, situando su sede canónica, en el monasterio de Santa María y Santo Domingo de Silos, de la Orden de San Benito.
No obstante, esta fundación habría que atribuírsela al conde de Niebla, que asumiría el ducado de Medina Sidonia tras su creación en 1445 por Juan II. Sin embargo, otros autores creen o estiman que su fundación fue en 1477, que es cuando se aprueban sus primeras reglas.
Estas reglas figuran aprobadas por el obispo de Cádiz, Pedro Fernández Solís, con el titulo original Cofradía del Poder y Traspaso de Nuestra Señora y Honra de San Juan Bautista.
Con el gobierno de la diócesis sevillana de Gutiérrez Álvarez de Toledo (1439-1492) la hermandad se trasladó del monasterio de Santo Domingo de Silos al oratorio del monasterio de Santiago de la Espada.
En dicha capilla estaba también la tumba del fundador del monasterio, el obispo de Badajoz, Lorenzo Suárez Figueroa, enterrado allí en 1461.
Pero no siempre se venera en este lugar, ya que 1544 el arzobispo de Sevilla, fray Gaspar de Loaysa, le concede una capilla u oratorio propio a esta hermandad en el convento de Nuestra Señora del Valle, de los frailes franciscanos.
Actualmente la iglesia de este convento es hoy el santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud.
Por obras de mejora en el convento franciscano, debieron volver a Santiago de la Espada entre 1575 y 1583. Ya en el siglo XVI está documentado que los titulares de la hermandad eran un Nazareno con la cruz a cuestas, un crucificado y una Virgen acompañada del apóstol san Juan. Aún así, el Nazareno actual de la hermandad es obra de Juan de Mesa de 1620 y procesionó por primera vez en 1621, saliendo del convento del Valle.
No sería hasta 1570 cuando se establecieron unas nuevas reglas en el seno de la Santa institución que se mantuvieron en vigor hasta la aprobación de otras nuevas en 1781.
Entre 1697 y 1703, se produce un nuevo cambio en la se hermandad que se establece el convento de San Acacio, de la orden agustina. Fue 1703, y merced a la cesión de una capilla propiedad de la familia Perogullano, se estableció definitivamente en la iglesia parroquial de San Lorenzo. Este Santuario, de estilo mudéjar, fue reformada en los siglos XVIII y XIX. En 1965 se construyó su nueva sede, que se ubica en la misma plaza, aledaña a la iglesia de San Lorenzo.
Ya en democracia y con las normas, estatutos y códigos, en su mayor parte en la actualidad en vigor 1992 Juan Pablo II le otorgó a este templo el rango de basílica menor.
La capilla usada por esta hermandad pasó a ser usada por la Hermandad del Dulce Nombre. Junto a la basílica se encuentra actualmente la casa hermandad, también de los años 60.
Detrás de esta Parroquia, en la calle Hernán Cortés, hay un inmueble de 1926 donde la Cofradía guarda algunos enseres de gran de valor como el paso de misterio.
Entre otras personalidades religiosas o civiles, el beato Diego José de Cádiz fue hermano y el beato Marcelo Spínola fue hermano mayor honorario. También figuraron en la nómina de hermanos los duques de Montpensier.
En 1995 el Ayuntamiento le otorgó al Jesús del Gran Poder la Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla.
Como muchas otras Hermandades y Cofradías a lo largo de la historia ha tenido no pocos litigios, concernientes a la precedencia de paso por la carrera oficial, con las hermandades de la Carretería y de la Macarena.
Desde el año 2010 las mujeres hermanas pueden realizar estación de penitencia a la catedral en carrera oficial.
En junio de 2010 en la basílica del Gran Poder, durante un besa pies que tenía lugar al finalizar la misa de las 8 y media de la tarde, un hombre perturbado le propinó al Cristo varias patadas en el pecho y le arrancó un brazo, tras lo cual fue arrestado y condenado a 9 meses de prisión. A consecuencia de ello la talla fue restaurada por el imaginero, Álvarez Duarte.
El Gran Poder es conocido como el “Señor de Sevilla” por la gran devoción que se le profesa.
Fue una de las hermandades convocadas al Vía Crucis de la Fe de Sevilla, que se celebró el 17 de febrero de 2013. Sin embargo, los pasos no pudieron desfilar a causa de la lluvia.
En 2015 el crítico de cine Carlos Colón y el realizador Carlos Varela estrenaron una película para conmemorar los 50 años de la edificación de la basílica.
Durante siglos esta obra se pensó y fue atribuida al escultor Juan Martínez Montañés (también es el escultor de algunas tallas que se conservan en Medina Sidonia) Cosa que provocó no pocas controversias y se determinó que verdadero autor de la obra, Juan de Mesa, discípulo de este y cayó en el olvido pocos años después de su muerte.
En 1920 Adolfo Rodríguez Jurado atribuyó a Juan de Mesa tres obras sevillanas: el citado Gran Poder, el Cristo de Monserrat y el Cristo de la Misericordia de la iglesia de Santa Isabel.
Sin embargo, Rodríguez Jurado no aportó pruebas, pues es en 1930 cuando el investigador Heliodoro Sancho Corbacho encontró el contrato con su verdadero autor en el Archivo de Protocolos Notariales. Mesa había realizado el Jesús del Gran Poder y el San Juan de la hermandad en 1620. En 1620 Juan de Mesa vivía y tenía su taller en la antigua calle Costanilla de San Martín.
La bella y devota de Jesús mide 1,81 metros de altura y tallada en madera de cedro. La peana y la cruz se realizaron en pino de Segura. Los casquetes de la cruz que porta el Señor son de oro de ley con amatistas, lo que denota es un buen ejemplo del barroco realista.
El concepto dramático pertenece a la primera fase del barroco y se manifiesta en lo tosco de la corona de espinas y en la intensidad del rostro.
La imagen fue restaurada por Blas Molner en 1776. El imaginero Ordóñez le retocó algunas grietas en los pies en 1910. Francisco Peláez del Espino restauró la imagen en 1977 y, por último, los hermanos Raimundo y Joaquín Cruz Solís la restauraron en 1983 ante la desastrosa restauración anterior.
El paso del Señor se contrató con el imaginero Francisco Antonio Gijón en 1688 y fue entregado en 1692. Aunque las tallas y los dibujos eran de Gijón, puede que la arquitectura del paso fuera obra de Bernardo Simón de Pineda.
En cada una de sus cuatro esquinas cuenta con águilas bicéfalas, que hacen referencia a una interpretación de San Jerónimo del ascenso de la oración y el descenso de la Divina Gracia. Bajo las 4 águilas hay 4 cartelas que recopilan escenas bíblicas: la destrucción del templo por Sansón, la entrada de los animales en el arca de Noé, Moisés tocando con la vara la peña y el retorno del hijo pródigo.
Las cartelas de los laterales muestran a Jesús en diversos momentos de la Pasión.
Llama la atención de Serrano Ortega, en 1895, no menciona tres cartelas que existen de la Pasión y sí tres que faltan de David contra Goliat, Sansón cargando con las puertas de Gaza e Isaac con la leña del sacrificio.
También figuran en las andas cuatro relieves pequeños que representan a San Mateo, San Juan, San Jerónimo y San Agustín. Los seis ángeles de virtudes que coronan el canasto fueron restaurados por Blas Molner en 1776.
Por otra parte, se ejecutó una leve intervención en la talla Bernardo Simón de Pineda. El canasto va iluminado con ocho guardabrisas de gran tamaño en las cuatro esquinas e, iluminando a Jesús, hay cuatro faroles realizados por Rafael León en 1908.
En 1853 el paso fue restaurado por completo y en 1895 se practicó una pequeña limpieza. Las andas están coronadas por un moldurón perfilando los faldones, realizado en 1969 por Guzmán Bejarano.
Es el paso más antiguo de la ciudad. Fue restaurado en 1853 por Gabriel de Astorga y en 2012 fue restaurado por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía.
Al Cristo del Gran poder lo largo de los años, se le han atribuido numerosos testimonios de milagros a través de las oraciones dirigidas a esta imagen sagrada.
Uno de los testimonios más conocidos es el ocurrido en 1962, cuando un niño de apenas tres años sufrió un terrible accidente automovilístico que lo dejó al borde de la muerte. La madre del niño, desesperada, acudió a la iglesia donde se encontraba la imagen del Cristo del Gran Poder y pasó varias horas orando fervorosamente. Al día siguiente, el niño despertó milagrosamente sin ningún daño permanente, a pesar de los pronósticos médicos desfavorables. Este suceso fue considerado un milagro atribuido a la intercesión del Cristo del Gran Poder.
Otro testimonio sobresaliente se produjo en 1998, cuando una mujer embarazada tuvo complicaciones durante el parto y su vida y la del bebé estaban en peligro. Ante esta difícil situación, los familiares de la mujer organizaron una cadena de oración dirigida al Cristo del Gran Poder. Sorprendentemente, tanto la madre como el bebé lograron superar la complicación y sobrevivieron sin ninguna secuela negativa. Esto fue considerado como otro milagro atribuido a la intervención divina del Cristo del Gran Poder.
Estos son solo dos ejemplos de los muchos testimonios de milagros que se le atribuyen al Cristo del Gran Poder a través de las oraciones. La devoción hacia esta imagen sagrada continúa creciendo y sus fieles siguen acudiendo a ella en busca de ayuda, consuelo y milagros en momentos de necesidad.
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