El petrolero tanque Gladiator, con bandera de Gibraltar, sigue realizando operaciones de trasvase de combustible en el dique central de Gibraltar, generando una creciente preocupación por su impacto ambiental. Este buque, de 228 metros de eslora y 40,03 metros de manga, con una capacidad de carga de 72.910 toneladas de hidrocarburos, se ha convertido en una fuente constante de humos durante sus operaciones de carga y descarga, excediendo los límites establecidos por la Organización Marítima Internacional (OMI) para la contaminación atmosférica.
La problemática se extiende al buque Chemical/Oil Products Tanker STENBERG, registrado con el número IMO 9283978, que recientemente ha sido protagonista de humaredas contaminantes en la entrada al puerto de Gibraltar. Estos hechos no son aislados, sino que forman parte de una situación más amplia que afecta al Estrecho de Gibraltar, identificado en el informe de la UCA como una de las zonas con mayores problemas de contaminación atmosférica.
El transporte marítimo en la región consume alrededor de 300 millones de toneladas de combustibles fósiles anualmente, lo que se traduce en una alta emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes como óxidos de nitrógeno (NOx), óxidos de azufre (SOx) y partículas (PM). Estas emisiones no solo tienen un impacto significativo en el cambio climático, sino que también afectan directamente la salud humana, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorias.
Este escenario resalta la importancia de abordar de manera efectiva la problemática ambiental asociada al transporte marítimo en el Estrecho de Gibraltar, buscando soluciones que permitan reducir la contaminación y proteger tanto el medio ambiente como la salud de la población.
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