Los vecinos de Benaocaz se preparan para vivir uno de los momentos más esperados y venerados del año: la festividad de San Blas, patrón de la localidad, que se celebra cada 3 y 4 de febrero. Este evento no solo es significativo para la población local, sino que también atrae a numerosos devotos de las localidades vecinas de Ubrique y Villaluenga, así como a aquellos conciudadanos que, habiendo emigrado, regresan para reencontrarse con sus raíces y participar en la tradición.
La celebración de San Blas, que se presume data de al menos el siglo XVII según documentos del Archivo Municipal, es junto con la feria de agosto, uno de los acontecimientos más emblemáticos de Benaocaz. Aunque San Esteban es el patrón oficial del municipio, es San Blas quien captura la identidad y fervor de los benaocaceños. La imagen de San Blas, envuelta en leyendas sobre su llegada al pueblo, es un pilar de la comunidad. Según una de estas historias, los vecinos de Ubrique intentaron sin éxito llevarse la imagen para "casarla" con su patrona de Los Remedios, mientras otra narra cómo San Blas salvó a marineros de un naufragio.
La devoción a San Blas se manifiesta en una serie de actos que se extienden a lo largo de dos días, consolidando la unión y la tradición entre los habitantes de Benaocaz y sus visitantes. Este año, los eventos relacionados con la festividad incluyen actos religiosos y culturales, así como una suelta de toros el domingo 4 de febrero: Verdugo 51 de la ganadería de Santiago Domecq y Arriego, de la ganadería Rehuelga.
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