La Semana Santa es la conmemoración cristiana anual de la pasión y muerte de Jesús que este año 2024 se ha iniciado marcado por la climatología adversa en forma de lluvia y viento que ha dado lugar a la suspensión de la casi totalidad de las Hermandades y Cofradías en la provincia gaditana.

Estas incidencias, que se suele repetir con más o menos frecuencia cada Semana Santa, suelen provocar la desazón, tristeza, el desánimo, lágrimas de impotencia, frustración y en menor caso, resignación. Es quizás, este último el sentimiento, común esta Semana Grande, pues, al fin y al cabo, el agua caída, pudiera paliar la grave sequía sufrida hasta la fecha. Es más, hay quien atribuye esta inclemencia un milagro más del cielo por intercesión de las Sagradas Imágenes que cada primavera, inunda de creyentes o no, las aceras de calles y plazas.

Disfrutar de las procesiones en este periodo de tiempo es prácticamente un ritual. Sin embargo, las tradiciones se remontan muy atrás en el tiempo.

Al margen del fervor, la devoción, veneración o religiosidad, la iconografía en las imágenes y tallas sobre pasos, este es otro asunto para hablar en otra ocasión, llama la atención, sobre todo aquellos que se consideran “capillitas” y lo desconocen y especialmente en los turistas estranjeros, que no conocen las costumbres, reglas, normas o comportamientos en los cortejos procesionales, les llaman la atención el uso de los capirotes y los motivos los cuales se cubren con ellos las caras los penitentes de hábitos (también los hay quien no utilizan túnicas, cíngulos, capas, guantes, un tipo de calzado, hebillas y otros elementos fundamentales.

El capirote, es uno de los elementos más reconocibles de todo nazareno. El capirote es una especie de cono que se coloca por encima de la cabeza.
Estas prendas podrían estar situados en los orígenes la Inquisición, en el siglo XV. En este caso, las personas, cuando eran sancionadas, eran obligadas a ponerse un elemento de tela que les tapaba el pecho y la espalda, que acompañaba al propio capirote.
También conocido con el nombre de ‘capuz’, suele estar formado por un armazón, que generalmente está hecho de cartón.

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Además, hay que mencionar como marca la tradición que está compuesto por una funda de tela que alcanza la cintura de la persona que lo lleva.

También conocido con el nombre de ‘antifaz’, cubre la cara del nazareno por completo, pero hay que resaltar que deja dos aberturas para los ojos.

En el argot popular el capirote es un gorro puntiguado o cucurucho de cartón utilizado para estilizar la figura y mantener la forma deseada del capuz de los nazarenos durante las procesiones de Semana Santa.

Los principios de los capirotes datan durante la época de la Santa Inquisición, cuando se colocaban estos sombreros altos de forma cónica a las personas condenadas por el Santo Tribunal.

Junto a este, al acusado también se le imponía el sambenito que cubría el pecho y la espalda.

Ambas prendas se usaban para señalar al reo en el auto de fe por haber atentado contra Dios y la Iglesia. La expresión colgarle el sambenito a alguien proviene de aquí, pues hace referencia a una condena.

Estos capirotes tenían diversos dibujos que hacían alusión al delito cometido o al castigo, como podían ser las llamas del infierno. Desde finales del siglo XV son muchas las pinturas que recogen estos actos de la Inquisición en sus obras. Este sombrero cónico fue plasmado en la obra de Francisco de Goya o de Eugenio Lucas Vázquez.

En relación a este fuerte significado penitencial, las hermandades religiosas, hay quien dicen que en Sevilla decidieron adoptarlo en torno al siglo XVII para sus procesiones, aunque en 1351 las Cortes de Valladolid ya nombraban esta prenda. De este modo, su uso se propagó al resto de ciudades andaluza y terminó por ser un elemento imprescindible en la vestimenta nazarena.

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El que este atuendo finalice en punta también adquiere un significado, el cual es el de acercar al penitente al cielo.

El capuz, la tela que cae sobre la cara y el pecho, sirve para ocultar el rostro y guardar la identidad del penitente.

En la actualidad, el capirote no tiene porqué ser de cartón. Desde principio de este siglo XXI muchos penitentes utilizan capuchones de rejilla, más cómodos y livianos. Y es que el capuchón recibe diversos nombres según las zonas de España. Por ejemplo, en Torredonjimeno se le conoce como caperuz y en Linares como cucurucho.

Además, en función de la ciudad, también se coloca el capirote de manera diferente y su forma varía.

A lo largo del tiempo, los capirotes han evolucionado y hoy en día suelen fabricarse con materiales y formas que ayudan a sostener el cucurucho sobre la cabeza y a mejorar la ventilación para minimizar el sufrimiento del cofrade. También los colores vienen dados por las hermandades y suelen tener un simbolismo vinculado con la sangre y pasión de Cristo (rojo), el luto (negro) o la pureza (blanca).

Si bien se trata de un elemento común y conocido en los países de tradición católica, ocurre un fenómeno muy peculiar con las personas estadounidenses. A pesar de que no guardan ninguna relación, el grupo supremacista blanco Ku Klux Klan se apropió de túnica, capirote y capuz para su atuendo oficial. Esto hace que algunos extranjeros sobre todo estadounidenses, cada vez menos, confundan las vestimentas blancas de algunas hermandades religiosas con la indumentaria del grupo xenófobo violento de los Estados Unidos.

 


 

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