La Hermana Carlota Martínez, misionera de la Congregación de Esclavas del Divino Salvador, está visitando esta semana la diócesis para compartir su experiencia de 17 años de trabajo en Angola y sensibilizar sobre la realidad de quienes viven en situación de pobreza extrema. En colaboración con Manos Unidas, organización que impulsa la campaña número 66 bajo el lema "Compartir es nuestra mayor riqueza", la misionera ha dedicado su labor a proyectos que buscan mejorar las condiciones de vida en uno de los países con más recursos naturales del continente africano, pero que enfrenta serios desafíos en educación y sanidad.

Durante su trayectoria en Angola, la Hermana Carlota ha sido testigo del contraste entre la abundancia de recursos como el petróleo y los diamantes y la precariedad en la que vive gran parte de la población. En sus palabras, "muchas personas no tienen acceso a servicios básicos", lo que refuerza la importancia de la solidaridad internacional. Su labor ha incluido la participación en proyectos de construcción de escuelas y centros de salud, la adquisición de material educativo y la implementación de campañas de alfabetización y vacunación en zonas rurales.

Uno de los hitos de su trabajo ha sido la creación de infraestructuras educativas y sanitarias que antes no existían. "En las áreas en las que he colaborado, los niños antes estudiaban bajo los árboles, y el acceso a la atención médica era casi inexistente", explica. Los proyectos apoyados por Manos Unidas han permitido no solo dotar de material para el aprendizaje, sino también ofrecer formación integral a los jóvenes a través de módulos de formación profesional y una escuela sociodeportiva que utiliza el deporte como herramienta educativa.

La Hermana Carlota subraya que el mensaje central de la campaña de Manos Unidas es visibilizar que "hay riqueza en el mundo" y que, si se comparte, es posible erradicar el hambre, reducir la pobreza y garantizar derechos y oportunidades para todos. La organización propone un cambio de modelo económico inspirado en la 'economía de Francisco', basada en valores que priorizan a las personas, especialmente a las más vulnerables, sobre el beneficio económico. Esta economía promueve la paz, el trabajo digno y la protección del medio ambiente, respetando las culturas locales y conservando los recursos naturales para las futuras generaciones.

El informe de Manos Unidas revela que 733 millones de personas sufren hambre en el mundo y cerca de 700 millones viven con menos de dos dólares al día. Ante esta situación, la Hermana Carlota invita a la sociedad a comprometerse individual y colectivamente para combatir la desigualdad. Entre las formas de colaboración propuestas se encuentran la participación en eventos de sensibilización, como el Día del Ayuno Voluntario o la Cena del Hambre, donde se dona el equivalente a una comida para apoyar a quienes carecen de lo más básico. Asimismo, anima a colaborar como voluntario en las delegaciones de Manos Unidas.

La campaña de este año hace un llamamiento a repensar la prosperidad, poniendo el bienestar colectivo en el centro de las políticas económicas y sociales. "Si compartimos lo que tenemos, podemos cambiar y transformar la economía mundial, todos juntos", afirma la Hermana Carlota, resaltando el poder de la cooperación y el compromiso para construir un mundo más justo, equitativo y sostenible.

 


 

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