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La Asociación Asidonense de Amigos de las Aves (A.A.A.A.) ha ofrecido una charla informativa sobre las características y la historia de la gallina sureña autóctona de Medina Sidonia y otros puntos de la provincia. Esta raza, que se remonta a la civilización fenicia, está siendo objeto de esfuerzos para su reconocimiento como raza autóctona española.

Actualmente, existen 13 asociaciones en Andalucía dedicadas a la conservación y promoción de esta raza polícromática. Todas ellas están agrupadas en la Federación Nacional de Asociaciones de Gallina Sureña, unificadas por el objetivo común de lograr el reconocimiento oficial de la gallina sureña como raza autóctona. Este reconocimiento abriría oportunidades para mejorar la calidad del huevo y promover la cría y el conocimiento de esta raza entre los ciudadanos.

Según la A.A.A.A., la gallina sureña es una raza de tipo mediterráneo, caracterizada por un crecimiento lento y destinada tanto a la producción de carne como de huevos. Estas gallinas, descritas como rústicas y activas, tienen una capacidad de producción que supera los 165 huevos al año, con un peso medio de 70 g por huevo. Aceptan todos los colores, incluyendo negro, ceniza, blanco ceniciento y plata, entre otros.

Sobre sus orígenes, estudios indican que la raza apareció durante la época fenicia, siendo una de las primeras civilizaciones que se asentaron en Medina Sidonia. A pesar de su reconocimiento y valoración en el siglo XIX, y su presencia en el Real Jardín Botánico de Madrid en 1864, la raza fue gradualmente olvidada, excepto en áreas rurales, hasta el siglo XXI cuando se inició un movimiento de crianza y recuperación por parte de criadores particulares.

El interés actual no solo se centra en su cría, sino también en clarificar la confusión existente entre la gallina sureña y otras razas andaluzas, como la andaluza azul. Además, se destaca el valor gastronómico de la gallina sureña, con planes en Jerez para establecer una granja que produzca tanto huevos como carne.

Finalmente, la asociación resalta que las gallinas sureñas fueron introducidas en Andalucía por los fenicios, a través de puertos como Málaga y Doña Blanca en El Puerto de Santa María. Durante la época árabe, estas gallinas fueron conocidas y consumidas bajo el nombre de "gallipavo" por su tamaño. Sin embargo, la raza estuvo en peligro de desaparición durante la segunda mitad del siglo XX debido a la introducción de razas más rentables, lo que ha motivado los actuales esfuerzos de recuperación y preservación.

 


 

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