El sacerdote Antonio Troya Magallanes, conocido como "el cura rojo", falleció a los 97 años en Medina Sidonia. Nacido el 28 de diciembre de 1927, Troya ejerció su ministerio eclesiástico como párroco de la Iglesia de San Juan de Dios desde principios de la década de 1980 hasta 1998. Junto a su coadjutor, Pepe Vitini Díaz, conocido como el cura obrero, Troya impulsó y revitalizó la feligresía de San Juan de Dios, la más extensa del municipio, que incluye el barrio del mismo nombre, las barriadas Juan XXIII, de la Constitución, de la Paz y el barrio nuevo.
Durante su ministerio, Antonio Troya enfrentó numerosas dificultades en una comunidad marcada por el paro, la falta de viviendas, la pobreza y la droga. A pesar de la falta de recursos públicos y el enfrentamiento con leyes que consideraba injustas, Troya, junto a Vitini, se dedicó con perseverancia a la cura pastoral de esta comunidad bajo la autoridad del obispo diocesano de Cádiz-Ceuta, Antonio Ceballos Atienza. Su labor pastoral fue reconocida y apreciada por la ciudadanía, lo que se reflejó en la consternación general tras la noticia de su fallecimiento.
El velatorio de Antonio Troya se realizó en el Tanatorio de Puerto Real y el funeral está programado para este jueves 15 de agosto de 2024 a las 17:00 horas en la Parroquia de San Sebastián en Puerto Real. En redes sociales, muchos vecinos de Medina Sidonia expresaron su dolor y destacaron la dedicación de Troya a su parroquia, que vivió una época de esplendor durante su ministerio.
Antonio Troya, a lo largo de su vida, se enfrentó a múltiples obstáculos, desde la oposición de su familia a su vocación hasta las dificultades impuestas por las autoridades eclesiásticas y civiles. A pesar de estos desafíos, Troya se mantuvo firme en su compromiso con los más necesitados, tanto en Tarifa como en Puerto Real, donde también dejó una huella significativa antes de trasladarse a Medina Sidonia en 1985.
Troya fue una figura destacada no solo en su labor pastoral sino también en su lucha social, enfrentándose a caciques y estructuras de poder que lo etiquetaron como comunista debido a su defensa de los derechos de los más desfavorecidos. En sus últimos años, residió en Cádiz, donde continuó colaborando con la comunidad, especialmente a través de Cáritas.
El sacerdote Antonio Troya Magallanes deja un legado de lucha por la justicia social y el compromiso con los más necesitados, siendo recordado por muchos como una figura clave en la historia reciente de Medina Sidonia y otras localidades donde sirvió.
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