Cada año, más de 2.000 gaditanos enfrentan el impacto del ictus, la enfermedad cerebro-vascular con mayor presencia global. En nuestra región, esta afección tiene una incidencia de 200 casos por 100.000 habitantes anualmente, y una prevalencia de 8 casos por 1.000 residentes.
Entre las principales causas de este mal se encuentra la estenosis carotídea, que origina entre el 15% y 30% de los ictus. Este trastorno vascular implica un estrechamiento de las arterias que suministran sangre al cerebro. Su evolución puede culminar en obstrucciones totales, derivando en daños cerebrales.
Este estrechamiento se debe, en gran parte, a la acumulación de grasa y colesterol en las arterias, resultado de hábitos de vida poco saludables a lo largo de los años.
El próximo domingo, en el marco del Día Mundial del Ictus, la Sociedad Andaluza de Angiología y Cirugía Vascular emite recomendaciones. Estas orientaciones buscan promover estilos de vida saludables que reduzcan el riesgo de estenosis carotídea. Entre las medidas propuestas se encuentran una dieta balanceada, la práctica regular de ejercicio, evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol y un control adecuado de enfermedades como la diabetes.
La Sociedad también subraya la disponibilidad de tratamientos para la estenosis carotídea, los cuales se adaptan a la severidad de la condición. Desde intervenciones médicas con fármacos, hasta procedimientos quirúrgicos, se ofrecen alternativas para combatir este trastorno.
El ictus se posiciona como la principal causa de mortalidad en mujeres y la segunda en hombres, con una implicación en el 10% de las defunciones. En Andalucía, esta enfermedad tiene la tasa de mortalidad más alta a nivel nacional. El costo sociosanitario que representa asciende a 1.000 millones de euros anuales.
La Organización Mundial de la Salud prevé un aumento del 27% en la incidencia del ictus para 2025, atribuido al envejecimiento de la población. Sin embargo, no sólo afecta a las personas mayores. Un creciente número de adultos jóvenes se ven afectados por ictus debido a estilos de vida poco saludables. Actualmente, entre el 15% y el 20% de los ictus impactan a individuos menores de 45 años.
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